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Una serie de sermones devocionales, en la que el gran predicador C. H. Spurgeon nos desafía nos reta a probarnos a nosotros mismos y examinar nuestro corazón para asegurarnos de si la fe que decimos profesar está sólidamente fundamentada en la promesa de la gracia.
Afirma: «Una persona puede fácilmente dar la impresión de ser un hijo de la gracia y sin embargo morir en sus pecados; tener toda la apariencia de un heredero del cielo, y no obstante ser un hijo de ira. Muchos inconversos sostienen creencias supuestamente muy parecidas a la fe, y sin embargo, no son la verdadera fe. La verdadera vida de Dios en el interior de un alma hace una diferencia radical entre la persona que la posee y la que no; por tanto, la clave está en asegurarnos que esta vida florece en nuestro interior. Mi deseo es ayudar a que los creyentes puedan llevar a cabo este tipo de autoexamen. Pero más allá de cualquier examen, ayudarle a disfrutar en su interior de tal abundancia de la gracia divina, que el autoexamen sea innecesario, porque su conducta santa y su estado de ánimo feliz sean por si mismos un vivo testimonio de la gracia».