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SKU 9788472283798
Editorial Editorial Clie
Descripción

Detalles

Dice el autor en sus páginas citando al misionero escocés a China James Gilmour de Mongolia (1843-1891), conocido como el «Apóstol de Mongolia:

«Mi Credo me lleva a asegurar que la oración es eficaz, y que cada día que pasamos orando y pidiendo a Dios que encamine todas las cosas, lejos de ser un día perdido es el día más útil. Lamentablemente, cada vez se afianza más la idea de que el tiempo que pasamos orando es tiempo improductivo que podríamos emplear en otras cosas, y este sentimiento menoscaba la importancia la importancia de la oración, llevándonos con frecuencia a practicarla apresuradamente, a no dedicarle el tiempo que deberíamos, y a veces incluso descuidándola y abandonándola del todo.

¿No estará sucediendo en nuestros días que ponemos demasiado énfasis en las cosas materiales y descansamos en exceso en la carne? ¿Es que no pueden hacerse ahora las maravillas del pasado? ¿No están acaso hoy en día los ojos del Señor recorriendo la Tierra como estaban antaño para mostrarse poderoso con aquellos que están dispuestos a poner su confianza en él? ¡Oh, que el Señor me dé una fe en él más practica y realista! ¿Dónde está hoy el Dios de Elías? Está esperando que un Elías clame a él».
Opiniones
ISBN: 9788472283798
Propósito de la Oración
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Precio regular: $7.95 

Special Price $6.76 

Dice el autor en sus páginas citando al misionero escocés a China James Gilmour de Mongolia (1843-1891), conocido como el «Apóstol de Mongolia:

«Mi Credo me lleva a asegurar que la oración es eficaz, y que cada día que pasamos orando y pidiendo a Dios que encamine todas las cosas, lejos de ser un día perdido es el día más útil. Lamentablemente, cada vez se afianza más la idea de que el tiempo que pasamos orando es tiempo improductivo que podríamos emplear en otras cosas, y este sentimiento menoscaba la importancia la importancia de la oración, llevándonos con frecuencia a practicarla apresuradamente, a no dedicarle el tiempo que deberíamos, y a veces incluso descuidándola y abandonándola del todo.

¿No estará sucediendo en nuestros días que ponemos demasiado énfasis en las cosas materiales y descansamos en exceso en la carne? ¿Es que no pueden hacerse ahora las maravillas del pasado? ¿No están acaso hoy en día los ojos del Señor recorriendo la Tierra como estaban antaño para mostrarse poderoso con aquellos que están dispuestos a poner su confianza en él? ¡Oh, que el Señor me dé una fe en él más practica y realista! ¿Dónde está hoy el Dios de Elías? Está esperando que un Elías clame a él».