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SKU 9780789902986
Páginas 241
Editorial Unilit
Peso 450 gr.
Descripción

Detalles

Nunca ha habido un tiempo en la historia de la Iglesia en el que Dios conmoviera con tanta urgencia los corazones de los hombres para que lleguen a ser todo lo que Él planeó que fueran cuando los creó, y todo lo que se propuso que realizaran al crearlos. Sin embargo, jamás ha habido un tiempo en la historia de la Iglesia en el que los hombres, creyentes o no, hayan estado tan confundidos respecto a quiénes son y cuál es su propósito. En las páginas de este libro hay una poderosa obra de sanidad, de restauración del hombre a la masculinidad, de fortaleza y propósito que Dios les concedió. Cada palabra atraviesa el corazón y enciende los fuegos de la masculinidad. A medida que lea, sentirá la suave y firme mano de Jesús que quita de usted las limitaciones, la servidumbre y las fortalezas que han constituido sus ropas sepulcrales y le han encerrado en una tumba de deseos y sueños frustrados. Al igual que a Lázaro, ahora se le manda a que salga a la luz todo lo que Dios planeó para usted desde la fundación del mundo. Y cuando lo haga, se conmoverá ante las palabras de su Salvador y Señor cuando exclame: «¡Desatad a ese hombre y... dejadle ir!».
Opiniones
ISBN: 9780789902986
Hombre, ¡eres libre!: desatad a ese hombre…
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Precio regular: $12.99 

Special Price $11.04 

Nunca ha habido un tiempo en la historia de la Iglesia en el que Dios conmoviera con tanta urgencia los corazones de los hombres para que lleguen a ser todo lo que Él planeó que fueran cuando los creó, y todo lo que se propuso que realizaran al crearlos. Sin embargo, jamás ha habido un tiempo en la historia de la Iglesia en el que los hombres, creyentes o no, hayan estado tan confundidos respecto a quiénes son y cuál es su propósito. En las páginas de este libro hay una poderosa obra de sanidad, de restauración del hombre a la masculinidad, de fortaleza y propósito que Dios les concedió. Cada palabra atraviesa el corazón y enciende los fuegos de la masculinidad. A medida que lea, sentirá la suave y firme mano de Jesús que quita de usted las limitaciones, la servidumbre y las fortalezas que han constituido sus ropas sepulcrales y le han encerrado en una tumba de deseos y sueños frustrados. Al igual que a Lázaro, ahora se le manda a que salga a la luz todo lo que Dios planeó para usted desde la fundación del mundo. Y cuando lo haga, se conmoverá ante las palabras de su Salvador y Señor cuando exclame: «¡Desatad a ese hombre y... dejadle ir!».